Vibrant Parish |
Celebrating Life and Hope in the Risen ChristEaster Sunday is the Great Christian feast, the greatest of all, marking the beginning of a 50-day season of celebration that culminates with the Solemnity of Pentecost. This period invites us to delve deeper into the core of our faith: the affirmation that Jesus Christ is risen, fully alive, and has triumphed over death and all evil. It is the great affirmation of our faith, a proclamation that Jesus Christ lives—lives for us and in us This Sunday's first reading offers us invaluable guidance in order to better understand and live this central reality of our faith. In the words of St. Peter we find the principal aspects of the affirmation of faith: God's gratuitous and loving action, which remains effective and relevant for us today. This action is manifested in Jesus, who calls us to recognize him in the Gospel, the sacraments, and in our daily lives. The Gospel of St. John presents the discovery of the empty tomb, a central story for our faith that invites us to contemplate the mystery of the Resurrection. Mary Magdalene, upon finding the empty tomb, runs to announce it to the disciples who, upon arriving, begin to believe in Jesus' promise: that He would rise from the dead. This passage teaches us that faith in the Resurrection transcends physical evidence and calls us to open our hearts to the transforming power of God. In this Jubilee Year, "Pilgrims of Hope," we are invited to live with that same faith and hope, bringing the message of the empty tomb and new life to our families, communities, and workplaces. Being "Pilgrims of Hope" means walking with confidence, practicing reconciliation, solidarity, and love for the most vulnerable, remembering that Christian hope is rooted in Christ's victory over death and that we are called to be living witnesses of the Resurrection. Every time we celebrate the Holy Eucharist, we relive the main aspects of Easter. We thank the Father for his constant loving action and recognize Jesus alive within us, and who gives us new life. The Eucharist is the place where Easter is made present and transforms us, reminding us that we are called to be witnesses of the Resurrection in the world. Finally, I want to express my deepest gratitude to our community, especially to the members of the various liturgical ministries who have supported the Holy Week celebrations in so many ways. Their dedication and service are a reflection of Christ's love and an inspiration to us all. May this Easter Season be one of spiritual renewal and joy in the Risen Lord. Let us also ask for the intercession of the Blessed Virgin Mary, Mother of Hope, to guide us on this Easter journey and help us be bearers of the message of Resurrection in the world. Fr. Benjamin |
Celebrando la Vida y la Esperanza en Cristo Resucitado
El Domingo de Pascua es la Gran Fiesta Cristiana, la mayor de todas, que marca el inicio de un tiempo de celebración que se extiende por 50 días y culmina con la Solemnidad de Pentecostés. Este período nos invita a profundizar en el núcleo de nuestra fe: la afirmación de que Jesucristo ha resucitado está plenamente vivo, y ha triunfado sobre la muerte y todo mal. Es la gran afirmación de nuestra fe, una proclamación de que Jesucristo vive, vive para nosotros y en nosotros.
Para entender y vivir más esta realidad central de nuestra fe, la primera lectura de este domingo nos ofrece una guía invaluable. En las palabras de San Pedro, encontramos los aspectos principales de la afirmación de la fe: la acción gratuita y amorosa de Dios que sigue siendo eficaz y actual hoy para nosotros. Esta acción se manifiesta en Jesús quien nos llama a reconocerlo en el Evangelio, los sacramentos y en nuestra vida cotidiana.
El Evangelio de San Juan, nos presenta el descubrimiento de la tumba vacía, un relato central para nuestra fe que nos invita a contemplar el misterio de la Resurrección. María Magdalena, al encontrar la tumba vacía, corre a anunciarlo a los discípulos, quienes al llegar, comienzan a creer en la promesa de Jesús: que Él resucitaría de entre los muertos. Este pasaje nos enseña que la fe en la Resurrección trasciende las evidencias físicas y nos llama a abrir el corazón al poder transformador de Dios.
En este Año Jubilar, "Peregrinos de Esperanza", esta- mos invitados a vivir con esa misma fe y esperanza, llevando el mensaje de la tumba vacía y la vida nueva a nuestras familias, comunidades y lugares de trabajo. Ser "Peregrinos de Esperanza" significa caminar con confianza, practicando la reconciliación, la solidaridad y el amor hacia los más vulnerables, recordando que la esperanza cristiana está arraigada en la victoria de Cristo sobre la muerte y que somos llamados a ser testigos vivos de la Resurrección.
Cada vez que celebramos la Santa Eucaristía, revivimos los aspectos principales de la Pascua. Damos gracias al Padre por su constante acción amorosa y reconocemos a Jesús vivo en nosotros, quien nos da vida nueva. La Eucaristía es el lugar donde la Pascua se hace presente y nos transforma, recordándonos que somos llamados a ser testigos de la Resurrección en el mundo.
Finalmente, quiero expresar mi más profundo agradecimiento a nuestra comunidad, especialmente a los miembros de los diversos ministerios litúrgicos que han apoyado de tantas maneras las celebraciones de Semana Santa. Su dedicación y servicio son un reflejo del amor de Cristo y una inspiración para todos nosotros. Que este tiempo pascual sea de renovación espiritual y de alegría en el Señor resucitado.
Pidamos también la intercesión de la Santísima Virgen María, Madre de la Esperanza, para que nos guíe en este camino pascual y nos ayude a ser portadores del mensaje de Resurrección en el mundo.
Padre Benjamin
Para entender y vivir más esta realidad central de nuestra fe, la primera lectura de este domingo nos ofrece una guía invaluable. En las palabras de San Pedro, encontramos los aspectos principales de la afirmación de la fe: la acción gratuita y amorosa de Dios que sigue siendo eficaz y actual hoy para nosotros. Esta acción se manifiesta en Jesús quien nos llama a reconocerlo en el Evangelio, los sacramentos y en nuestra vida cotidiana.
El Evangelio de San Juan, nos presenta el descubrimiento de la tumba vacía, un relato central para nuestra fe que nos invita a contemplar el misterio de la Resurrección. María Magdalena, al encontrar la tumba vacía, corre a anunciarlo a los discípulos, quienes al llegar, comienzan a creer en la promesa de Jesús: que Él resucitaría de entre los muertos. Este pasaje nos enseña que la fe en la Resurrección trasciende las evidencias físicas y nos llama a abrir el corazón al poder transformador de Dios.
En este Año Jubilar, "Peregrinos de Esperanza", esta- mos invitados a vivir con esa misma fe y esperanza, llevando el mensaje de la tumba vacía y la vida nueva a nuestras familias, comunidades y lugares de trabajo. Ser "Peregrinos de Esperanza" significa caminar con confianza, practicando la reconciliación, la solidaridad y el amor hacia los más vulnerables, recordando que la esperanza cristiana está arraigada en la victoria de Cristo sobre la muerte y que somos llamados a ser testigos vivos de la Resurrección.
Cada vez que celebramos la Santa Eucaristía, revivimos los aspectos principales de la Pascua. Damos gracias al Padre por su constante acción amorosa y reconocemos a Jesús vivo en nosotros, quien nos da vida nueva. La Eucaristía es el lugar donde la Pascua se hace presente y nos transforma, recordándonos que somos llamados a ser testigos de la Resurrección en el mundo.
Finalmente, quiero expresar mi más profundo agradecimiento a nuestra comunidad, especialmente a los miembros de los diversos ministerios litúrgicos que han apoyado de tantas maneras las celebraciones de Semana Santa. Su dedicación y servicio son un reflejo del amor de Cristo y una inspiración para todos nosotros. Que este tiempo pascual sea de renovación espiritual y de alegría en el Señor resucitado.
Pidamos también la intercesión de la Santísima Virgen María, Madre de la Esperanza, para que nos guíe en este camino pascual y nos ayude a ser portadores del mensaje de Resurrección en el mundo.
Padre Benjamin